Apenas unas horas después de los hechos acontecidos en el Dead Island original, el buque en el que viajamos encalla por culpa de una tormenta, abandonándonos a nuestra suerte en una nueva isla apestada de zombis: Palanai. En ella, también descubriremos una nueva ciudad, Henderson, más grande que en la primera entrega. La nueva isla parece mejorar sustancialmente lo ya visto en la primera parte del título, con una calidad gráfica superior y, por ejemplo, una climatología cambiante que no nos pondrá las cosas precisamente fáciles. De hecho, el agua cobra un protagonismo bastante alto en el título que hoy nos ocupa, obligándonos en muchas ocasiones a desplazarnos por la isla en bote, a luchas contra zombis “acuáticos” o a afinar nuestra visión ante incesantes tormentas que la entorpecerán.
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